Director: Terence Young
Produccción: Robert Dorfmann, Ted Richmond
Guion: Laird Koenig, Denne Bart Petitclerc, William
Roberts, Lawrence Roman
Música: Maurice
Jarre
Fotografía: Henri
Alekan
Director Artístico:
Enrique Alarcón
Montaje: Johnny
Dwyre
Actores: Charles
Bronson, Toshiro Mifune, Ursula Andress, Alain Delon, José Nieto, Mónica
Randall, Capucine, Anthony Dawson, Julio Peña
Recientemente se ha estrenado la exitosa 007: Skyfall (San Mendes, 2012), por ello he decidido empezar las críticas de
películas rodadas en Almería, con Sol
Rojo debido en parte a su director y actriz principal; Terence Young y
Ursula Andress. Terence fue el primer director de la saga Bond con Dr. No (1962) y Ursula la primera chica
Bond.
Este Spaghetti Western fue rodado en 1971, con una producción italiana, española y francesa, pero con un equipo técnico y artístico que, en gran medida, provenía de Inglaterra y EEUU.
El Spaghetti Western siempre
estuvo influido por el cine de samuráis, y más aún por el cine de Kurosawa. No
es ningún secreto que Sergio Leone casi plagió Yojimbo (Akira Kurosawa, 1961) en Por un Puñado de Dolares (1964). Por tanto, no es difícil entender
cómo a los productores Robert Dorfmann y Ted Richmond, se les ocurrió la idea
de mezclar el cine de vaqueros con el de samurais. Para los papeles principales
no se lo pensaron demasiado. Toshiro Mufane es uno de los actores de Los Siete Samuráis (Akira Kurosawa,
1954), versión que tuvo su remake occidental con Los Siete Magníficos (John Sturges, 1960) y adivinad quién era una
de los principales actores de ese largo; en efecto, Charles Bronsosn,
¿casualidad? Además el actor norteamericano ya había trabajado en Almería a las
ordenes de Leone en Hasta que Llegó su Hora
(Once Upon A Time In The West, 1968).
En 1870, Ulysses S. Grant presidía la nación de
los EEUU, mientras que en Japón acababa de tener lugar la
restauración Meiji (1868), con la que se iniciaron varias reforma. El sistema feudal fue abolido y numerosas instituciones occidentales
fueron adoptadas, incluyendo un sistema legal y de gobierno occidentales,
junto con otras reformas en lo económico,
social y militar que transformaron a Japón en una potencia mundial de nivel
medio-alto. Este marco de nuevas relaciones diplomáticas es la que utiliza
de manera eficiente Sol Rojo como
punto de partida, juntando a un forajido y ladrón (Bronson) con un guerrero japones (Mufine). Luego la película se pierde en un ir y venir de sucesos (robo
de tren incluido) que desdibujan un arranque que era muy valiente.
En cuanto a los aspectos
dramáticos, apenas hay enfrentamiento o choque de culturas, sólo hay un momento
en el que el samurai habla del fin de una era en su país, del modo de vida
samurai (algo en lo que profundiza un poco más la película de El Último Samurai de Edward Zwick).
La cinta recuerda, en cierta
manera, a Infierno en el Pacífico (John Boorman, 1968) protagonizada por Lee Marvin y Toshiro Mifune (sí, se ve que en aquella época Hollywood no conocía a más actores japoneses) y probablemente influyó a Enemigo Mío (Wolfgang Petersen,
1985), con la que por cierto comparte compositor, productor y director de
fotografía. Aunque yo, la veo como la primera "Buddy
Movie", es decir, películas en las que se juntan a dos personajes con personalidades
y culturas muy distintas pero con un mismo objetivo, como por ejemplo Arma Letal (Richard Donner, 1987), o
incluso Hora Punta (Brett Ratner,
1998), donde también se junta a un asiático (chino en este caso) y a un
norteamericano.
En el trabajo de actores destaca
el papel de Ursula Andress dando vida a una mujer de carácter y de dudosa
reputación, al igual que Charles Bronson que sorprende gratamente en el papel
de rufián, pero con buen corazón (precursor un poco del personaje de Han Solo
en Star Wars, que interpretó
estupendamente Harrison Ford). La interpretación de Toshiro es quizás menos
llamativa, pero no porque lo haga mal, sino porque probablemente los guionistas
no se tomaron la molestia de profundizar en la cultura de los samuráis, lo que
sin duda hubiera enriquecido a su personaje. De Alain Delon, decir que está
correcto, sin más.
La música de Maurice Jarre aporta temas variados, con toques orientales, que rápidamente se te quedan en
la cabeza. Sin embargo, la banda sonora no llega a la grandilocuencia de otras
composiciones suyas, como Lawrence de
Arabia (1962) o Doctor Zhivago
(1965), ambas de David Lean.
No me quiero olvidar del toque
erótico de algunas escenas de esta obra, propias del cine que se hacía en
Europa en aquella época y que en España, se explotarían hasta cotas
insospechadas en lo que se llamó "el cine del destape".
En conclusión es una película que
pudo haber sido mucho más grande, teniendo en cuenta los nombres que participan
en ella y el inicio tan original que tenía para la época. Aún así, es perfecta para pasar una buena tarde domingo.
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Grandísima aportación sobre un film no popular, y sin embargo lleno de estrellas, delante y detrás de la pantalla. Has hecho que queramos ver esta película, desconocida para nosotros, y además nos has aportado justo lo que necesitamos: que podemos esperar de la cinta sin contarnos nada sobre el argumento. ¡Bravo! Nos gustan estas críticas y esperamos más, pues hay muchos domingos fríos en el año y demasiadas películas que elegir sin saber nada sobre ellas. Un abrazo, ¡te seguimos!
ResponderEliminarGracias por tus palabras de apoyo. Es importante no dar demasiados datos sobre la trama, pues si no ya no hay razón para verla. Que sepas que yo también os sigo! Muy pronto habrá una nueva crítica!!! Sabes que hoy (4 de diciembre) le dan un premio en el Festival Almería en Corto a Omar Sharif??!!
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Y de la encuesta para próximo director de Star Wars qué??!!!! jejejeje
Eliminarjajaja ya va ya va, hay que dejar para mañana lo que no te apetezca hacer hoy, muchacho!
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