ALFREDO LANDA

ALFREDO, EL GRANDE

A la edad de 80 años nos dejaba el gran Alfredo Landa. El único actor español capaz de dar nombre a un género cinematográfico: el landismo. Es decir, todas aquellas películas protagonizadas por él que abarcan, principalmente, la década de los setenta, y que tenían como objetivo algo tan sano y respetable como entretener y divertir a la gente. Estas cintas reflejaban los problemas de la sociedad española en los últimos tiempos del franquismo y los cambios que llegaron con la democracia durante la transición.

El propio Alfredo Landa manifestaba en 2007 sentirse orgulloso de haber creado el denominado landismo "porque no hay nadie que haya dejado algo tan importante como una forma de ser, de actuar y de ver la vida". Durante esta etapa trabajaría repetidamente con Mariano Ozores y Pedro Lazaga.

La carrera de Landa en el cine comenzó como actor de doblaje pero pronto tendría la oportunidad de demostrar su capacidad interpretativa de la mano de directores como José María Forqué en Atraco a las tres (1962) o La niña de luto de Manuel Summers (1964).

En los ochenta el cómico se ponía serio y los españoles lo aceptaron. Porque quien podía pensar que el actor de Vente a Alemania, Pepe (Pedro Lazaga, 1970), Cateto a babor (Ramón Fernández, 1970) o Fin de semana al desnudo (Mariano Ozores, 1974) pudiera ser un actor dramático a la altura de los más grandes como demostró en El crack (José Luís Garci, 1981), Las verdes praderas (José Luís Garci, 1892) y Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), o en comedias más satíricas como Las Autonosuyas (Rafael Gil, 1983) y La Vaquilla (Luís García Berlanga, 1985).

Durante la década de los noventa sus papeles más relevantes hay que buscarlos en la pequeña pantalla con series tan populares como El Quijote de Miguel de Cervantes de Manuel Gutiérrez Aragón, en la que daba vida a un inolvidable Sancho Panza, Lleno, por favor de Vicente Escrivá, Por fín solos de Lucía Gabriel.

De su última etapa destacan las colaboraciones con Jose Luis Garci en tíulos como Historia de un beso (2002), Tiovivo c. 1950 (2004) o Luz de domingo (2007), que fue su último trabajo como actor.

Almería acogió a Alfredo Landa para la filmación de Vente a ligar al oeste (Pedro Lazaga, 1972), película realizada en pleno apogeo del landismo, en la que todo fan del western europeo, y en particular del made in Almería, podrá disfrutar viendo las entrañas de los rodajes que se dieron en el desierto de Tabernas ya que nos cuenta la historia de Benito (Alfredo Landa) al entrar en contacto con el mundo del cine.

Entre los muchos reconocimientos y homenajes que recibió Landa citar el premio a la mejor actuación masculina obtenida en el Festival Internacional de Cine de Cannes de 1984, compartida con Francisco Rabal, por Los santos inocentes. También obtuvo dos Goyas a mejor actor, el primero por El bosque animado (1987) y el segundo por La marrana (1992) ambas de José Luís Cuerda y un Goya honorífico a toda su carrera en 2007, año en el que volvía a estar nominado a mejor actor por la ya mencionada Luz de domingo de José Luís Garci.

El 9 de mayo de 2013 fallecía en Madrid y dejaba un vacío, imposible de llenar, en el cine español. Pero como el propio actor dijo en una ocasión, "el sentido del humor consiste en saber reírse de las propias desgracias". Por ello siempre recordaremos a Alfredo Landa como el torpe marinero de Cateto a babor, el emigrante soñador de Vente a Alemania, Pepe o como Don Pepe, el dueño de la gasolinera de Lleno, por favor, ese Alfredo Landa que siempre nos hacía y nos hará reírnos de nosotros mismos. 



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